Era necesario recuperar y volver a escribir en el blog.
Yo escribo y opino y muchas veces me freno, no porque considere que lo que fuere a escribir no estuviera fundamentado o faltara a la verdad; sino, por ser consciente de la (mal)interpretación del que lee.
Esto es algo que pasa mucho si escribes te expones y te lee alguien con facilidad a sentirse agredido o acusado aunque no sea el o esa institución objeto del artículo (es lo que yo llamo intranquilidad de conciencia) me ha pasado en distintas ocasiones y debates por «sentirse» agredido por «X» o «Y» escrito. Me ha pasado con compañeros «Eso que has escrito ¿va por mi?» y su correspondiente justificación posterior, que no era ni necesaria ni procedente (al menos para mi, no se si para su conciencia) o mensajes privados a altas horas de la madrugada, intimidando, por mis palabras.
Pero lo que le ha pasado a Mónica, pasa de la raya. Es inadmisible.
Con las barbaridades que se cometen en las direcciones y acciones de ciertos estamentos y entidades (colegios, organizaciones colegiales, hospitales, centros de salud, pequeñas empresas, trato vejatorios a pacientes…) a las que se hacen oídos sordos o «protección corporativa», barbaridades, perdón noticias co intereses, sin ética, yatrogénicas… lo dicho «barbaridades», escritas y difundidas en distintos medios (redacción médica, saber vivir, cuarto milenio, por poner algunos programas…) que con todo esto, sea a una compañera que humildemente escribe para concienciar y actúa con ética y por amor e integridad a su profesión se le abra un expediente. Es inadmisible y así nos va, más cuando los que proceden (no se si los que acusan) posiblemente hayan olvidado hace mucho tiempo que pasa a «pie de campo» porque llevan mucho tiempo a «culo en sillón «.
En fin lo dicho, todo mi apoyo, compañera.
Ver más:
20 enero 2017 en 17:52
Muchas gracias!